Cuento de hadas de Caperucita Roja
Había una vez una niña llamada Caperucita Roja, que tenía ese apodo porque desde pequeña le gustaba usar sombreros y capas de este color.
Un día su madre preguntó:
– Cariño, tu abuela está enferma, así que preparé esos dulces en la canasta. ¿Podrías llevarlo a su casa?
– Por supuesto, mamá. ¡La casa de la abuela está muy cerca!
– Pero ten mucho cuidado. No hables con extraños, no les digas adónde vas ni te detengas por nada. Ve por el camino del río, porque he oído que hay un lobo muy feroz en el camino forestal que devora a todo el que pasa.
– ¡Está bien, mamá, tomaré el camino del río y haré todo bien!
Y así fue. O casi, porque la niña estaba recogiendo flores en la canasta para la abuela, y se distrajo con las mariposas, abandonándose el camino del río, sin darse cuenta.
Cantando y recogiendo flores, Caperucita Roja ni siquiera se dio cuenta de lo cerca que estaba el lobo...
Nunca antes había visto un lobo, y mucho menos un lobo feroz. Se sobresaltó cuando escuchó:
– ¿A dónde vas, niña hermosa?
– Voy a la casa de la abuela, que vive en la primera casa, justo más allá de la curva del río. ¿Y quien eres tu?
El lobo respondió:
– Soy un ángel del bosque y estoy aquí para proteger a niños pequeños como tú.
- ¡Oh! ¡Que bien! Mi madre dijo que no hablemos con extraños y también dijo que hay un lobo feroz caminando por aquí.
– Nada – respondió el lobo – puedes quedarte tranquilo, yo seguiré adelante, alejando cualquier peligro que pueda haber en el camino. Siempre ayuda hablar con el ángel del bosque.
– Muchas gracias ángel. De esta manera, mamá ni siquiera necesita saber que accidentalmente tomé el camino equivocado.
Y el lobo respondió:
– Este será nuestro secreto para siempre…
Y corrió adelante, riendo y pensando:
(Aquela idiota não sabe de nada: vou deitar no lugar da vovozinha e comer todos os docinhos dela.
… Uhmmm! Que delícia!)
Chegando à casa da vovó, o lobo bateu na porta:
– Vovó, sou eu, Chapeuzinho Vermelho!
– Pode entrar, minha netinha. Puxe o trinco, que a porta abre.
– o lobo entrou e prendeu a vovozinha dentro do armário, depois o lobo colocou a roupa e os óculos da vovó e se deitou no lugar dela.
Chegando à casa da vovó, Chapeuzinho bateu na porta:
– Vovó, sou eu, Chapeuzinho Vermelho!
– Pode entrar, minha netinha. Puxe o trinco, que a porta abre.
A menina pensou que a avó estivesse muito doente mesmo, para nem se levantar e abrir a porta. E falando com aquela voz tão estranha…
Chegou até a cama e viu que a vovó estava mesmo muito doente. Se não fosse a touquinha da vovó, os óculos da vovó, a colcha e a cama da vovó, ela pensaria que nem era a avó dela.
– Traje estas flores y los dulces que preparó mamá. Quiero que te mejores pronto, abuela, y vuelvas a tener tu voz de siempre.
– Gracias, mi nieta. (dijo el lobo disfrazando su voz de trueno).
Chapeuzinho no pudo contener su curiosidad y preguntó:
– Abuela, te ves tan diferente: ¿por qué tienes los ojos tan grandes?
– Es para mirarte mejor, nieta mía.
– Pero, abuela, ¿por qué esa nariz es tan grande?
– Es para que huelas mejor, nieta mía.
– Pero abuela, ¿por qué tienes las manos tan grandes?
– Son para acariciarte mejor, nieta mía.
(En este punto, el lobo ya encontraba aburrido el juego, queriendo comerse su postre de inmediato. Esa chica seguía preguntando...)
– Pero, abuela, ¿por qué tanta boca tan grande?
- ¿Realmente quieres saber? ¡¡¡Está a punto de comerte !!!!
- ¡Guau! ¡Ayuda! ¡Es el lobo!
La niña se escapó gritando, con el lobo corriendo detrás de ella, cerca, casi logrando atraparla.
Por suerte, un grupo de cazadores pasaba justo a tiempo y sus gritos llamaron su atención.
El cazador ató al lobo y liberó a la abuela del armario.
.
- ¡Vivo! ¡Abuelo!
Y todos celebraron la libertad conseguida, incluso la abuela, que ya no recordaba haber estado enferma, se fue de juerga.
El lobo feroz ya está arrestado. Ahora todo tiene una fiesta: puedo cazar mariposas, puedo jugar en el bosque”.
Cuento de hadas de Caperucita Roja